10 Que todos, como buenos administradores de los múltiples dones de Dios, pongan al servicio de los demás el don que recibieron.
11 El que habla, que comunique palabra de Dios; el que presta un servicio, hágalo consciente de que es Dios quien le da las fuerzas. Así, en todo lo que hagan, Dios resultará glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por siempre y para siempre. Amén.
12 Queridos, no les asombre como algo inesperado la tremenda prueba desatada contra ustedes.
13 Alégrense, más bien, de compartir los sufrimientos de Cristo, para que el día de su gloriosa manifestación también ustedes salten de júbilo.
14 Dichosos si son ultrajados por seguir a Cristo; eso quiere decir que el Espíritu glorioso de Dios alienta en ustedes.
15 Que ninguno de ustedes tenga que sufrir por asesino, ladrón, malhechor o entrometido.
16 Pero si es por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar ese nombre.