2 No me obliguen a que, cuando esté entre ustedes, tenga que hacerme el valiente —arrestos me sobran para ello— contra esos que me acusan* de proceder por motivos humanos.
3 Soy, ciertamente, humano; pero no lucho por motivos humanos
4 ni las armas con que peleo son humanas, sino divinas, con poder para destruir cualquier fortaleza. Soy capaz de poner en evidencia toda suerte de falacia
5 o de altanería que se alce contra el conocimiento de Dios. Puedo también someter a Cristo todo pensamiento
6 y estoy preparado para castigar cualquier rebeldía una vez que la obediencia de ustedes sea perfecta.
7 Ustedes sólo valoran las apariencias. Si alguno está convencido de ser cristiano, considere, a su vez, que yo lo soy tanto como él.
8 Y si he presumido más de la cuenta de la autoridad que el Señor me dio no para la ruina sino para el provecho de ustedes, no me avergonzaré de ello.