3 Y bien se les nota que son carta de Cristo redactada por nosotros; una carta escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en frías losas de piedra, sino en las páginas palpitantes del corazón.
4 Si hacemos gala de semejante confianza es porque la hemos alcanzado de Dios por medio de Cristo.
5 No presumimos, pues, de estar capacitados para hacer algo por cuenta propia; nuestra capacidad proviene de Dios.
6 Él fue quien nos capacitó para ser ministros de una alianza nueva, basada no en la letra de la ley, sino en la fuerza del Espíritu; y la letra de la ley es causa de muerte, mientras que el Espíritu lo es de vida.
7 Y si lo que era instrumento de muerte*, grabado con letras sobre piedra, fue proclamado con tal gloria* que los israelitas no podían fijar sus ojos en el rostro de Moisés a causa de su resplandor —que era perecedero—,
8 ¿no será mucho más glorioso lo que es instrumento del Espíritu?
9 Pues si lo que es instrumento de condenación estuvo rodeado de gloria, ¿no lo estará mucho más lo que es instrumento de salvación?