1 Pero así como antaño hubo falsos profetas en medio del pueblo de Israel, así también habrá entre ustedes falsos maestros que introducirán divisiones perniciosas. Se atreverán incluso a negar al Señor que los ha salvado, y de este modo se acarrearán un desastre fulminante.
2 Muchos secundarán sus desenfrenos, y el camino de la verdad será cubierto de oprobio por su culpa.
3 En su ambición querrán, con palabras engañosas, utilizarlos a ustedes como objetos de compraventa; pero hace tiempo que está dictada su condena, y pronta para consumarse su ruina.
4 Dios, en efecto, no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó a las cavernas tenebrosas* del abismo, donde los mantiene encarcelados para el juicio.
5 Como tampoco perdonó a la humanidad primitiva, con excepción de Noé —preservado con otros siete por ser el pregonero de la justicia divina—, sino que desencadenó el diluvio sobre aquel mundo de impíos.
6 Ni libró de la destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, antes bien las redujo a cenizas para escarmiento de futuras generaciones pecadoras.