29 De la multitud que estaba allí presente y que oyó la voz, unos pensaban que había sido un trueno, y otros, que le había hablado un ángel.
30 Jesús aclaró:— Esa voz no hablaba para mí, sino para que la oyeran ustedes.
31 Es ahora cuando este mundo va a ser condenado; es ahora cuando el que tiraniza a este mundo va a ser vencido.
32 Y cuando yo haya sido elevado sobre la tierra*, atraeré a todos hacia mí.
33 Con esta afirmación, Jesús quiso dar a entender la forma de muerte que le esperaba.
34 La gente replicó:— Nuestra ley nos enseña que el Mesías no morirá nunca. ¿Cómo dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser elevado sobre la tierra? ¿Quién es ese Hijo del hombre?
35 Jesús les respondió:— Todavía está la luz entre ustedes, pero no por mucho tiempo. Mientras tienen luz, caminen para que no los sorprendan las tinieblas. Porque el que camina en la oscuridad no sabe a dónde se dirige.