39 El mismo Isaías había indicado la razón de su falta de fe:
40 Dios ha oscurecido sus ojos y endurecido su corazón, de tal manera que sus ojos no ven y su inteligencia no comprende; así que no se vuelven a mí para que yo los cure .
41 Isaías dijo esto porque había visto la gloria de Jesús, y por eso hablaba de él.
42 A pesar de todo, fueron muchos, incluso entre los jefes judíos, los que creyeron en Jesús. Pero no se atrevían a manifestarlo públicamente, porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.
43 Apreciaban más tener una buena reputación ante la gente, que tenerla ante Dios.
44 Jesús, entonces, proclamó:— El que cree en mí, no solamente cree en mí, sino también en el que me ha enviado;
45 y al verme a mí, ve también al que me ha enviado.