8 Herodes se alegró mucho de ver a Jesús, pues había oído hablar de él y ya hacía bastante tiempo que quería conocerlo. Además, tenía la esperanza de verle hacer algún milagro.
9 Así que Herodes preguntó muchas cosas a Jesús, pero Jesús no le contestó ni una sola palabra.
10 También estaban allí los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley acusando a Jesús con vehemencia.
11 Por su parte, Herodes, secundado por sus soldados, lo trató con desprecio y se burló de él. Lo vistió con un manto resplandeciente y se lo devolvió a Pilato.
12 Aquel día, Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues hasta aquel momento habían estado enemistados.
13 Entonces Pilato reunió a los jefes de los sacerdotes, a las autoridades y al pueblo,
14 y les dijo:— Ustedes me han traído a este hombre diciendo que está alterando el orden público; pero yo lo he interrogado delante de ustedes y no he encontrado en él ningún crimen de los que lo acusan.