3 Les dijo:— No lleven nada para el camino: ni bastón, ni zurrón, ni pan, ni dinero. Ni siquiera dos trajes.
4 Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que salgan del lugar.
5 Si en algún pueblo no quieren recibirlos, salgan de allí y sacudan el polvo pegado a sus pies, como testimonio contra esa gente.
6 Ellos salieron y recorrieron todas las aldeas, anunciando por todas partes el mensaje de salvación y curando a los enfermos.
7 Cuando Herodes, que gobernaba en Galilea, se enteró de todo lo que estaba sucediendo, se quedó desconcertado, porque algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de entre los muertos.
8 Otros decían que se había aparecido el profeta Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.
9 Pero Herodes dijo:— Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién podrá ser ese de quien cuentan tales cosas?Y andaba buscando la ocasión de conocerlo.