26 En cuanto a que los muertos han de resucitar, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
27 Pues bien, él es Dios de vivos y no de muertos. ¡Ustedes están muy equivocados!
28 Uno de los maestros de la ley que había escuchado toda la discusión, al ver lo bien que Jesús les había respondido, se acercó a él y le preguntó:— ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?
29 Jesús le contestó:— El primero es: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor.
30 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas.
31 Y el segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que estos.
32 El maestro de la ley contestó a Jesús:— ¡Muy bien, Maestro! Es cierto lo que dices: Dios es único y no hay otro fuera de él.