6 Cuando al amo ya únicamente le quedaba su hijo querido, lo envió por último a los viñadores pensando: “A mi hijo lo respetarán”.
7 Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra”.
8 Y, echándole mano, lo asesinaron y lo arrojaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará, pues, el dueño de la viña? Llegará, hará perecer a esos labradores y dará la viña a otros.
10 ¿No han leído ustedes este pasaje de las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores, se ha convertido en la piedra principal.
11 Esto lo ha hecho el Señor, y nos resulta verdaderamente maravilloso?
12 Sus adversarios comprendieron que Jesús se había referido a ellos con esta parábola. Por eso trataban de apresarlo, aunque finalmente desistieron y se marcharon, porque temían a la gente.