39 El comandante de la guardia, que estaba frente a Jesús, al ver cómo había muerto, dijo:— ¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!
40 Había también algunas mujeres contemplándolo todo desde lejos. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé;
41 eran las que, cuando Jesús estaba en Galilea, lo habían seguido y atendido. Y había también otras muchas que habían venido con él a Jerusalén.
42 Ya al atardecer, como era el día de la preparación, esto es, la víspera del sábado,
43 José de Arimatea*, miembro distinguido del Consejo, que esperaba también el reino de Dios, se presentó valerosamente a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
44 Pilato, extrañado de que ya hubiera muerto, mandó llamar al comandante de la guardia para preguntarle si efectivamente había muerto ya.
45 Debidamente informado por el comandante, Pilato mandó entregar el cuerpo a José.