18 En cierta ocasión los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos estaban guardando un ayuno, y algunos de ellos se acercaron a Jesús para preguntarle:— ¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan y, en cambio, tus discípulos no ayunan?
19 Jesús les contestó:— ¿Pueden acaso ayunar los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? En tanto tengan a su lado al novio, no tienen por qué ayunar.
20 Ya llegará el momento en que les faltará el novio; entonces ayunarán.
21 Nadie remienda un vestido viejo con una pieza de tela nueva, porque la tela nueva tira de la vieja, y el roto se hace mayor.
22 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo rompe los odres, y se pierden al mismo tiempo los odres y el vino. A vino nuevo, odres nuevos.
23 Un sábado iba Jesús paseando por entre unos sembrados. Los discípulos, según pasaban, se pusieron a arrancar espigas.
24 Los fariseos dijeron a Jesús:— ¿No ves que están haciendo algo que no está permitido en sábado?