26 El rey se entristeció al oír esta petición; pero, como se había comprometido delante de los invitados con su juramento, no quiso desairarla.
27 Así que el rey envió a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan. El soldado fue a la cárcel, le cortó la cabeza
28 y la trajo en una bandeja. Luego se la entregó a la muchacha y la muchacha se la dio a su madre.
29 Cuando los discípulos de Juan se enteraron de lo ocurrido, fueron a pedir su cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
30 Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le comunicaron todo lo que habían hecho y enseñado.
31 Jesús les dijo:— Vengan aparte conmigo. Vamos a descansar un poco en algún lugar solitario.Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba ni tiempo para comer.
32 Así que subieron a una barca y se dirigieron, ellos solos, a un lugar apartado.