1 Veamos el caso de Abrahán, nuestro antepasado. ¿Qué decir de él?
2 Si Abrahán hubiese obtenido la amistad divina en virtud de sus obras, tendría razón para sentirse orgulloso. Aunque nunca ante Dios.
3 Pues ¿qué dice la Escritura? Creyó Abrahán a Dios y esto le valió que Dios le concediera su amistad.
4 Por otra parte, el salario del que trabaja no es un regalo, sino una deuda.