22 Y es que la creación entera está gimiendo, a una, con dolores de parto hasta el día de hoy.
23 Pero no sólo ella; también nosotros, los que estamos en posesión del Espíritu como primicias del futuro*, suspiramos en espera de que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo.
24 Porque ya estamos salvados, aunque sólo en esperanza. Es lógico que esperar lo que uno tiene ante los ojos no es verdadera esperanza, pues ¿cómo seguir esperando lo que ya se tiene ante los ojos?
25 Pero si esperamos algo que no vemos, es que aguardamos con perseverancia.
26 Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa.
27 Y Dios, que sondea lo más profundo del ser, conoce cuál es el sentir de ese Espíritu que intercede por los creyentes de acuerdo con su divina voluntad.
28 Estamos seguros, además, de que todo colabora al bien de los que aman a Dios, de los que han sido elegidos conforme a su designio.