46 ¡Para colmo, Salomón está sentado en el trono del rey!
47 Los siervos del rey lo felicitan y expresan sus buenos deseos diciendo: “¡Que el reino de Salomón sea más fuerte que el de David!” y también: “¡Que tu Dios haga a Salomón aun más famoso de lo que te hizo a ti!” Hasta el mismo rey David está ahí. Desde su cama también él se inclina ante Salomón
48 y dice: “Alabado sea el SEÑOR Dios de Israel que eligió hoy a uno de mis hijos para reinar y me permitió que lo vieran mis ojos”.
49 Todos los invitados de Adonías se asustaron y cada uno salió por donde pudo.
50 Adonías también tuvo miedo de Salomón, fue al altar y se agarró de las puntas del altar.
51 Entonces se le informó al rey Salomón: —Adonías tiene temor del rey Salomón. Se ha refugiado en la Carpa Sagrada y está agarrado de las puntas del altar. No quiere salir, y dice: “Díganle al rey Salomón que soy su siervo, que no me mate”.
52 Entonces Salomón contestó: —Si Adonías se porta como un hombre bueno, ni un pelo de la cabeza se le caerá al suelo; pero si se descubre que tiene maldad, morirá.