48 y dice: “Alabado sea el SEÑOR Dios de Israel que eligió hoy a uno de mis hijos para reinar y me permitió que lo vieran mis ojos”.
49 Todos los invitados de Adonías se asustaron y cada uno salió por donde pudo.
50 Adonías también tuvo miedo de Salomón, fue al altar y se agarró de las puntas del altar.
51 Entonces se le informó al rey Salomón: —Adonías tiene temor del rey Salomón. Se ha refugiado en la Carpa Sagrada y está agarrado de las puntas del altar. No quiere salir, y dice: “Díganle al rey Salomón que soy su siervo, que no me mate”.
52 Entonces Salomón contestó: —Si Adonías se porta como un hombre bueno, ni un pelo de la cabeza se le caerá al suelo; pero si se descubre que tiene maldad, morirá.
53 Entonces el rey Salomón lo mandó traer del altar y Adonías entró y se postró ante el rey. Salomón le dijo: «Vete a tu casa».