2 Así que Elías fue a ver a Acab. El hambre que se sufría en Samaria era muy grave.
3 Así que el rey Acab mandó llamar a Abdías, el administrador del palacio del rey. Abdías era un verdadero seguidor del SEÑOR.
4 En un momento que Jezabel decidió terminar con los profetas del SEÑOR, Abdías tomó cien profetas y los escondió en dos cuevas, cincuenta en cada una, y les daba agua y alimentos.
5 El rey Acab le dijo a Abdías: «Ven conmigo, revisaremos cada fuente y riachuelo del país para ver si podemos encontrar suficiente pasto para mantener vivos a los caballos y a las mulas, y así no tener que matarlos».
6 Cada uno eligió la parte del país que iba a recorrer. Acab se fue solo por un lado y Abdías solo por el otro.
7 Mientras Abdías hacía el recorrido, se encontró con Elías. Al reconocerlo, Abdías se postró rostro en tierra ante Elías y dijo: —¿De veras es usted mi señor Elías?
8 Elías le contestó: Sí, soy yo. Ve y dile a tu señor que Elías está aquí.