36 escucha desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, tu pueblo Israel. Enséñales el buen camino para que lo sigan y dales la lluvia que necesita la tierra que tú les diste como herencia.
37 »Puede suceder que haya hambre, epidemias o se arruinen las cosechas por cualquier tipo de plaga, sea por moho, por langostas o por gusanos; o que el enemigo tenga sitiada alguna ciudad, o en fin, que sobrevenga cualquier plaga o enfermedad.
38 Si alguien de tu pueblo Israel ora o te suplica, consciente de la aflicción por la que está pasando, levantando los brazos hacia este lugar,
39 escúchalo desde el cielo donde vives, y perdónalo. Responde a su petición y dale a cada uno conforme a lo que tú sabes de su vida y actitud. Porque sólo tú conoces el corazón de cada ser humano.
40 De esta manera ellos te respetarán todos los días que vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.
41 »Que suceda lo mismo cuando un extranjero que no es de tu pueblo Israel venga de un país lejano por causa de tu nombre.
42 Los pueblos conocerán tu gran nombre, tu mano fuerte y brazo exaltado. Cuando ese extranjero se acerque y ore en este templo,