11 Le hizo una promesa a Dios: «SEÑOR Todopoderoso, mira lo triste que estoy. ¡Acuérdate de mí! No me olvides. Si me concedes un hijo, te lo entregaré a ti. Será un nazareo: no beberá vino ni bebidas embriagantes, y nunca se cortará el cabello».
12 Ana oró al SEÑOR durante largo rato. Elí observaba los labios de Ana mientras ella oraba.
13 Ella oraba de corazón. Aunque sus labios se movían, no pronunciaban las palabras en voz alta. Así que Elí pensó que Ana estaba borracha,
14 y le dijo: —¡Has tomado demasiado! Es hora de guardar el vino.
15 Ana contestó: —Señor, no he tomado vino ni cerveza. Estoy muy afligida y le estaba contando mis problemas al SEÑOR.
16 No piense que soy una mala mujer. He estado orando todo este tiempo porque estoy muy triste por tantos problemas.
17 Elí contestó: —Ve en paz. Que el Dios de Israel te dé lo que pediste.