2 Pero Samuel dijo: —Si voy, Saúl se enterará y tratará de matarme. El SEÑOR le dijo: —Ve a Belén. Lleva una ternera y di que vas a ofrecer un sacrificio al SEÑOR.
3 Invita a Isaí al sacrificio y yo te diré qué hacer. Ungirás a quien yo te indique.
4 Samuel hizo lo que le mandó el SEÑOR, pero al llegar a Belén los ancianos líderes se asustaron y le preguntaron: —¿Pasa algo, vidente?
5 Samuel contestó: —No pasa nada, sólo vengo a ofrecerle un sacrificio al SEÑOR. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio. Samuel purificó a Isaí y a sus hijos y los invitó a reunirse con él para el sacrificio.
6 Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: «De seguro que este es quien el SEÑOR ha elegido».
7 Pero el SEÑOR le dijo a Samuel: —Eliab es alto y apuesto, pero no te fijes en eso. Dios no se fija en las cualidades que la gente ve. La gente sólo presta atención al aspecto de las personas, pero el SEÑOR ve su corazón. Eliab no es el hombre que he elegido.
8 Entonces Isaí llamó a Abinadab, su segundo hijo, y este se acercó a Samuel, pero Samuel dijo: —Tampoco este es el elegido del SEÑOR.