34 Pero David insistió: —Cuando cuido el rebaño de mi papá y viene un león o un oso a llevarse una de las ovejas,
35 yo lo persigo, lo ataco y recupero la oveja. El animal salvaje me brinca, pero lo agarro de la piel debajo de su hocico y lo golpeo hasta matarlo.
36 Así maté un león y un oso. ¡Y así mataré a ese filisteo pagano! Morirá por haberse burlado del ejército del Dios viviente.
37 El SEÑOR me salvó del león y del oso, y también me salvará de este filisteo. Saúl le dijo a David: —Ve y que el SEÑOR te acompañe.
38 Saúl vistió a David con su propia ropa. Le dio un casco de bronce y una coraza.
39 David se ciñó la espada y trató de caminar con el uniforme de Saúl, pero no estaba acostumbrado al peso del uniforme. David le dijo a Saúl: —No puedo pelear con tanta cosa, no estoy acostumbrado. Así que se lo quitó.
40 Tomó su bastón y se fue a buscar cinco piedras lisas en el arroyo. Puso las cinco piedras en su bolsa de pastor, tomó su honda, y salió a enfrentar al filisteo.