18 Pero David dijo: —Yo no me puedo casar con la hija del rey. No vengo de una familia importante ni tampoco soy importante.
19 Así que cuando llegó la hora de que David se casara con Merab, Saúl se la entregó a Adriel de Mejolá.
20 Mical, la otra hija de Saúl estaba enamorada de David. Cuando Saúl lo supo, le agradó la noticia,
21 y pensó: «Atraparé a David por medio de Mical. Se la daré en matrimonio y luego dejaré que los filisteos lo maten». Así que Saúl habló con David de nuevo: —Puedes casarte con mi hija hoy mismo.
22 Saúl les ordenó a sus oficiales que hablaran con David en privado y que le dijeran: «Mira, el rey te aprecia y sus oficiales también, deberías casarte con su hija».
23 Los oficiales hablaron con David, pero él contestó: —¿Creen que es muy fácil ser yerno del rey? Yo no soy más que un hombre común y corriente.
24 Los oficiales le dijeron a Saúl lo que David había dicho.