18 Saúl se acercó, para pedir información, a un hombre que estaba cerca de la puerta. Ese hombre era Samuel. Saúl le dijo: —Disculpe, ¿podría decirme dónde está la casa del vidente?
19 Samuel respondió: —Yo soy el vidente. Sigan hacia el lugar de adoración y enseguida los alcanzo. Tú y tu siervo comerán conmigo y en la mañana los dejaré regresar a su casa. Contestaré todas sus preguntas.
20 Y no se preocupen por los asnos que se extraviaron hace tres días. Los han encontrado, pero todo Israel está buscando algo ¡y es a ti y a tu familia!
21 Saúl respondió: —Pero yo soy de la tribu de Benjamín, la tribu más pequeña de Israel y mi familia es la más pequeña de la tribu de Benjamín. ¿Por qué dices que Israel me busca?
22 Entonces Samuel llevó a Saúl y a su siervo al comedor. Alrededor de treinta personas habían sido invitadas a comer. Samuel les dio a Saúl y a su siervo el lugar de honor en la mesa,
23 y le dijo al cocinero: —Trae la carne que te di, la parte que te dije que guardaras.
24 El cocinero sacó un pernil y el gordo de la cola y los puso en la mesa, frente a Saúl. Samuel dijo: —Come la carne que se te ha servido. Fue separada para ti para este momento en el que convoqué al pueblo. Así fue como Saúl comió con Samuel ese día.