10 Dame ahora la sabiduría y el conocimiento necesarios para gobernar a este pueblo porque, ¿Quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?
11 Entonces Dios le dijo a Salomón: —Ya que ese ha sido tu deseo y no pediste ser rico ni famoso ni que matara a tus enemigos ni que te concediera una larga vida, sino sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo, de quien te hice rey,
12 te voy a dar, junto con la sabiduría y el conocimiento, también la riqueza y el honor como ningún rey ha tenido jamás y ninguno tendrá después de ti.
13 Después de esto, desde la carpa del encuentro que estaba en el santuario que quedaba en Gabaón, Salomón bajó de regreso a Jerusalén y comenzó a reinar sobre Israel.
14 Salomón reunió gran número de carros de combate y caballos. Tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes. Salomón construyó cuarteles de estacionamiento para los carros y también mantuvo algunos en Jerusalén.
15 El rey hizo que la plata y el oro fueran tan comunes en Jerusalén como la piedra, y que la madera de cedro fuera tan común como las higueras que crecen en la llanura.
16 Los caballos de Salomón se importaban de Egipto y de Coa. Los comerciantes de la corte los compraban en Coa.