6 Asá aprovechó que el país estaba en paz y no hubo guerra en aquellos años, porque el SEÑOR le dio descanso y construyó en Judá ciudades fortificadas.
7 Le dijo a Judá: «Fortifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas, pongámosles torres, puertas y barras mientras tengamos oportunidad, porque hemos estado siguiendo al SEÑOR nuestro Dios y él nos dio paz en todas nuestras fronteras». Así que emprendieron la obra y la llevaron a feliz término.
8 Asá tuvo un ejército de trescientos mil soldados de Judá, armados con escudos y lanzas, y doscientos ochenta mil soldados de Benjamín, armados con escudos pequeños y arcos. Todos ellos eran soldados valientes.
9 Zera el etíope marchó contra ellos con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros, llegando hasta Maresá.
10 Asá le salió al encuentro con su ejército y se dispuso para la batalla en el valle de Sefata en Maresá.
11 Asá le pidió así ayuda al SEÑOR su Dios: «SEÑOR, para ti no importa si somos muchos o somos pocos cuando decides ayudarnos. Por tanto, ayúdanos, SEÑOR, Dios nuestro, porque confiamos en ti y en tu nombre vamos contra este ejército numeroso. Tú, SEÑOR, eres nuestro Dios, no permitas que ningún ser humano te oponga resistencia».
12 El SEÑOR derrotó a los etíopes delante de Asá y de Judá, y los etíopes huyeron,