12 Los de Judá también capturaron a otros diez mil hombres y los llevaron a la cima de un monte rocoso desde donde los tiraron por el precipicio. Todos murieron destrozados contra las rocas.
13 Mientras tanto, las tropas de los israelitas que Amasías había hecho regresar a sus casas y no había llevado con él a la guerra, comenzaron a saquear las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet Jorón, mataron a tres mil personas y se llevaron mucho botín.
14 Después de que Amasías volvió de derrotar a los edomitas, se trajo los dioses de ellos y los adoptó como sus dioses, los adoró y les quemó incienso.
15 El SEÑOR se enojó muchísimo con él y le mandó un profeta que le dijo: —¿Por qué sigues a los dioses de una nación a la que ellos mismos no pudieron librar de tus manos?
16 Pero el rey lo interrumpió y le dijo: —¿Quién te nombró consejero real? Deja de fastidiar si no quieres que te maten. El profeta dejó de insistir, pero dijo: —Yo sé que Dios ha decidido destruirte porque has hecho eso y no seguiste mi consejo.
17 Entonces Amasías, rey de Judá, pidió consejo y mandó mensajeros a Joás, rey de Israel, que era hijo de Joacaz y nieto de Jehú. En el mensaje lo retaba a enfrentarse con él.
18 Joás, rey de Israel, le mandó esta respuesta a Amasías, rey de Judá: «En el Líbano el cardo le mandó este mensaje al cedro: “Entrega a tu hija para que se case con mi hijo”, pero pasó un animal salvaje y aplastó al cardo.