5 Les dijo: «¡Escúchenme, levitas! Purifíquense ahora y purifiquen el templo del SEÑOR Dios de sus antepasados. Saquen del templo santo todo lo que sea impuro.
6 Porque nuestros antepasados se rebelaron e hicieron lo malo ante el SEÑOR nuestro Dios. Le dieron la espalda al SEÑOR y despreciaron el lugar donde él reside.
7 Cerraron las puertas del vestíbulo, apagaron las lámparas, dejaron de quemar incienso y no ofrecieron más los sacrificios que deben quemarse completamente en el templo santo del Dios de Israel.
8 »Debido a eso el SEÑOR se enojó con Judá y con Jerusalén, y permitió que quedaran hechos motivo de espanto, desolación y desprecio, tal como ustedes pueden comprobarlo con sus propios ojos.
9 Por eso nuestros antepasados cayeron muertos por la espada y nuestros hijos, hijas y esposas fueron llevados prisioneros.
10 Así que yo he tomado la decisión de hacer un pacto con el SEÑOR, Dios de Israel, para que deje de estar enojado con nosotros.
11 Entonces, hijos míos, no es el momento para que sean negligentes, porque el SEÑOR los has elegido a ustedes para que estén sirviendo ante su presencia, para que sean sus siervos y le quemen incienso».