7 Cuando los líderes recibieron la carta, agarraron a los hijos del rey y los mataron a todos. Luego pusieron las cabezas en unos canastos y se las mandaron a Jehú que estaba en Jezrel.
8 Un mensajero llegó a donde estaba Jehú y le dijo: —Han traído las cabezas de los hijos del rey. Entonces Jehú dijo: —Pónganlas en dos montones en la puerta de la ciudad y déjenlas ahí hasta la mañana.
9 Al día siguiente Jehú salió y le dijo al pueblo: —Ustedes son inocentes. Miren, yo hice planes en contra de mi señor y lo maté pero, ¿quién mató a todos estos hijos de Acab?
10 Sepan bien que todo lo que el SEÑOR dice, ocurre. El SEÑOR dijo de antemano por medio de Elías lo que le iba a suceder a la familia de Acab. Así que el SEÑOR ha hecho lo que dijo que iba a suceder.
11 Entonces Jehú mató a todos los familiares de Acab que vivían en Jezrel, a toda su gente importante, a sus amigos y sus sacerdotes. No dejó con vida a ninguno de los que apoyaba a Acab.
12 Jehú salió de Jezrel y fue a Samaria. Por el camino, Jehú se detuvo en un lugar llamado el Campamento de los Pastores.
13 Jehú se encontró ahí con algunos familiares de Ocozías, rey de Judá, y les preguntó: —¿Quiénes son ustedes? Contestaron: —Somos parientes de Ocozías, rey de Judá. Vinimos a visitar a los hijos del rey y a los hijos de la madre del rey.