4 Joás dijo a los sacerdotes: «Hay mucho dinero en el templo del SEÑOR. La gente ha dado ofrendas al templo, ha pagado el impuesto del templo cuando se les levantaba el censo y ha donado dinero al templo simplemente porque querían hacerlo. Tomen ustedes ese dinero y úsenlo para reparar el templo del SEÑOR.
5 Cada sacerdote tomará el dinero que recibe de la gente a la que él sirve y lo usará para la reparación de los daños hechos al templo del SEÑOR».
6 Ya era el año veintitrés del reinado de Joás y los sacerdotes no habían reparado el templo.
7 Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Joyadá y a los demás sacerdotes y les dijo: «¿Por qué no han reparado lo que hay que reparar del templo? No tomen para ustedes el dinero de la gente que ofrenda. Ese dinero se usará para la reparación del templo».
8 Los sacerdotes estuvieron de acuerdo con no cobrarle más dinero al pueblo, pues no estaban preparados para la reparación del templo.
9 El sacerdote Joyadá tomó una caja, le hizo una ranura en la tapa y la puso al lado derecho del altar. Donde uno entra a la casa del SEÑOR, ahí ponían los sacerdotes que cuidaban la puerta todo el dinero que entraba a la casa del SEÑOR.
10 Y sucedía que cuando el escriba y el sumo sacerdote veían la gran cantidad de dinero que estaba dentro de la caja, subían y contaban el dinero que había en el templo del SEÑOR.