5 Que se lo entregue a los encargados de supervisar los trabajos de reparación del templo del SEÑOR para que ellos paguen a los obreros que hacen la obra de reparación del edificio del templo del SEÑOR;
6 que les paguen a los carpinteros, los constructores, los albañiles y que compren madera y piedra de cantería para reconstruir el templo.
7 No tienen que decirles que rindan cuentas por lo que se les entrega porque son gente que actúa con honestidad».
8 El sumo sacerdote Jilquías le dijo al cronista Safán: «Encontré el libro de la ley en el templo del SEÑOR». Se lo entregó, Safán lo leyó
9 y se fue a ver al rey Josías para informarle lo siguiente: —Tus siervos juntaron todo el dinero que estaba en el templo y se lo entregaron a los que hacen el trabajo en el templo del SEÑOR.
10 Entonces Safán le contó al rey en cuanto al libro: —Y el sacerdote Jilquías también encontró este libro. Safán le entregó el libro y se lo leyó al rey.
11 Cuando el rey escuchó las palabras del libro de la ley, se rasgó la ropa.