15 Entonces David mandó a uno de sus siervos que matara al amalecita y él cumplió la orden.
16 David le decía al amalecita: —Has cavado tu propia tumba. Al decir que mataste al rey, el elegido del SEÑOR, tú mismo te has declarado culpable.
17 David compuso este lamento en honor de Saúl y de su hijo Jonatán,
18 y ordenó a sus hombres que se lo enseñaran al pueblo de Judá. Lo llamó el «Cántico del Arco», y se encuentra en El libro de Jaser:
19 «¡Ay, Israel! En los montes agredieron la flor de nuestra juventud. ¡Cómo cayeron los valientes en la guerra!
20 No lo anuncien en Gat, ni lo cuenten en las calles de Ascalón. Esas ciudades filisteas se alegrarían y los infieles lo celebrarían.
21 »Que no caiga lluvia ni rocío en ustedes, montes de Guilboa. Que no haya ofrenda de sus campos, porque allí cayó el escudo de los héroes. Allí mancharon el escudo de Saúl.