29 Así que Sadoc y Abiatar devolvieron el cofre del pacto a Jerusalén y se quedaron allí.
30 David subió al Monte de los Olivos llorando, con la cara cubierta y los pies descalzos. Todos los que estaban con David también se cubrieron la cabeza y acompañaron a David en su llanto.
31 Alguien le contó a David que Ajitofel era uno de los que planeó la conspiración con Absalón. Entonces David oró: «Te pido SEÑOR que fracasen los planes de Ajitofel».
32 David subió a la cima del monte, donde solía adoraba a Dios. Esperándolo allí estaba Husay el arquita, quien estaba con la ropa rasgada y con ceniza en la cabeza en señal de duelo.
33 David le dijo a Husay: —Si vas conmigo, serás uno más a quien cuidar.
34 Pero si regresas a Jerusalén, puedes hacer fracasar los planes de Ajitofel. Di a Absalón: “Su Majestad, estoy para servirle. De la misma manera que serví a su papá, ahora le serviré a usted”.
35 El sacerdote Sadoc y Abiatar estarán contigo y deberás informarles todo lo que oigas en el palacio del rey.