7 El ejército de David derrotó a los israelitas matando a veinte mil hombres ese día.
8 La batalla se esparció por todo el país, pero ese día más hombres murieron en el bosque que por espada.
9 Al encontrarse con los oficiales de David, Absalón se montó en su mula y trató de escapar. La mula se metió por debajo de un gran roble y la cabeza de Absalón se quedó trabada en las ramas. La mula siguió galopando dejándolo a él colgando del árbol.
10 Al ver esto un hombre, le dijo a Joab: —Vi a Absalón colgando de un roble.
11 Joab le dijo al hombre: —¿Por qué no lo mataste y lo derribaste? ¡Te hubiera dado un cinturón y diez piezas de plata!
12 El hombre le dijo a Joab: —Yo ni siquiera intentaría matar al hijo del rey aunque me dieras mil piezas de plata, porque bien escuchamos la orden que les dio el rey a ti, a Abisay y a Itay, diciendo: “Cuidado de no hacerle daño al joven Absalón”.
13 Si hubiera matado a Absalón, el rey se enteraría, y tú mismo me castigarías.