2 Los siervos de David mandaron llamar a un siervo llamado Siba de la familia de Saúl. El rey David le preguntó: —¿Tú eres Siba? Y Siba dijo: —Sí, yo soy su siervo Siba.
3 El rey dijo: —¿Queda alguien más aquí de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios? Siba le dijo al rey David: —Jonatán tiene un hijo que está tullido de ambos pies.
4 El rey le preguntó a Siba: —¿Dónde está? Siba le respondió: —En Lo Debar, en la casa de Maquir hijo de Amiel.
5 Entonces el rey David envió a sus oficiales a Lo Debar para buscar al hijo de Jonatán en la casa de Maquir hijo de Amiel.
6 Mefiboset hijo de Jonatán y nieto de Saúl, fue a donde estaba David y se postró rostro en tierra frente a él. David le dijo: —¿Eres tú Mefiboset? Mefiboset le respondió: —Sí señor, a las órdenes de Su Majestad.
7 David le dijo: —No temas. Yo quiero beneficiarte en memoria de tu papá Jonatán. Te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl, y siempre podrás sentarte a mi mesa.
8 Mefiboset se inclinó ante David de nuevo y dijo: —Yo no valgo más que un perro muerto, y sin embargo Su Majestad me trata con bondad.