8 Mefiboset se inclinó ante David de nuevo y dijo: —Yo no valgo más que un perro muerto, y sin embargo Su Majestad me trata con bondad.
9 Entonces el rey David llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: —Le he dado a la familia de Saúl todo lo que pertenecía al nieto de tu amo.
10 Tú, tus hijos y tus siervos trabajarán la tierra de Mefiboset y guardarán las cosechas para que el nieto de tu amo tenga comida en abundancia. Pero Mefiboset, el nieto de tu amo, siempre podrá sentarse a mi mesa. Siba tenía quince hijos y veinte siervos.
11 Siba le dijo al rey David: —Tu siervo hará todo lo que mi señor el rey le ordena. Así Mefiboset se sentaba a la mesa de David como si fuera uno de los hijos del rey.
12 Mefiboset tenía un hijo llamado Mica. Toda la familia de Siba estaba al servicio de Mefiboset
13 en Jerusalén. Tullido de ambos pies, Mefiboset se sentaba a la mesa del rey todos los días.