3 Amor mío, entre todos los hombres, tú eres para mí como un manzano entre los árboles silvestres. Me ha gustado descansar bajo su sombra y saborear su dulce fruto.
4 Con la intención de plantar su bandera de amor sobre mí, mi amado me llevó a la casa del vino.
5 Denme de comer pasas y aliméntenme con manzanas, que estoy débil de tanto amar.
6 Él coloca uno de sus brazos bajo mi cabeza y con el otro me abraza.
7 Mujeres de Jerusalén, júrenme por las gacelas y ciervos del campo que no molestarán ni despertarán al amor hasta que sea el momento indicado.
8 ¡Escuchen! ¡Es la voz de mi amado! ¡Mírenlo! Allá viene presuroso saltando entre las montañas y brincando por los cerros.
9 Parece una gacela o un ciervo joven. Mírenlo allí escondido tras la pared, mirando por la ventana y espiando por entre la reja.