6 Le abrí la puerta, pero él ya se había ido. Casi me muero al ver que no estaba. Lo busqué, pero no lo encontré; lo llamé pero no respondió.
7 Los guardias de la ciudad me encontraron y me golpearon. Me lastimaron y me quitaron el velo.
8 Mujeres de Jerusalén, prométanme que si ven a mi amado le dirán que estoy enferma de amor.
9 Bella entre las bellas, ¿qué tiene tu amado que no tengan otros hombres? ¿Qué tiene él que no tengan los demás para que nos pidas hacer esa promesa?
10 Mi amado es muy guapo y tiene una hermosa piel canela. Lo podría reconocer aunque estuviera entre diez mil hombres.
11 Su cabeza brilla como el oro puro; su cabello es ondulado y de color negro como el cuervo.
12 Sus ojos son tranquilos, como dos palomas junto a un manantial; son limpios, bañados en leche, le quedan como joyas.