17 Señor, soy Daniel tu servidor y siento vergüenza por lo que me ha pasado. ¿Cómo crees que pueda seguir hablando contigo? En este momento todavía me falta la respiración».
18 En ese instante, el que parecía un ser humano se acercó a mí, me tocó y me sentí mejor.
19 Me dijo: «Daniel no tengas miedo. Dios te ama. Recupera tu fuerza y ten valor». Mientras él me hablaba, yo empecé a sentirme mejor y dije: «Señor, háblame. Ya tengo fuerzas».
20 Él dijo: «¿Sabes por qué estoy contigo? Pronto debo regresar a luchar contra el príncipe de Persia. Cuando me vaya, el príncipe de Grecia llegará.
21 Pero te diré lo que está escrito en el libro de la verdad. Nadie fue suficientemente valiente para ayudarme contra los persas. Sólo Miguel, tuvo valor para ayudarme. Miguel es el príncipe que gobierna a tu pueblo.