27 Daniel respondió: —Ninguno de los sabios, hechiceros, adivinos o magos puede revelar este secreto al rey,
28 pero hay un Dios en el cielo que sí revela secretos. Él le ha revelado a usted, rey Nabucodonosor, lo que sucederá al final de los tiempos. Esto es lo que vio usted cuando estaba acostado:
29 cuando usted descansaba en su cama pensó en lo que podría ocurrir en el futuro. Dios puede revelar secretos, y él le ha mostrado a usted lo que va a suceder.
30 En cuanto a mí, no es que yo sea más sabio que otros. Si se me ha revelado el secreto es para que le explique su sentido al rey y así pueda usted entender lo que pasó por su mente.
31 »Majestad, en su sueño usted vio una estatua muy grande frente a usted. Era una estatua enorme y muy brillante pero su aspecto causaba terror.
32 La cabeza de la estatua era de oro. Los hombros y los brazos eran de plata. El vientre y los muslos eran de bronce.
33 Las piernas eran de hierro y los pies eran en parte de hierro y en parte de barro.