2 entonces deberás tomar una parte de todas las primeras cosechas que saques de la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, la pondrás en una canasta y viajarás hasta el lugar que el SEÑOR tu Dios elegirá para establecer su nombre.
3 Allí irás ante el sacerdote que está sirviendo en ese momento y le dirás: “Hoy declaro al SEÑOR tu Dios que he entrado a la tierra que el SEÑOR les prometió a nuestros antepasados que nos daría”.
4 »Luego el sacerdote tomará la canasta de tu mano y la pondrá frente al altar del SEÑOR tu Dios.
5 Luego tú dirás ante el SEÑOR tu Dios: “Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y vivió allí como extranjero con una familia muy pequeña, pero allí se convirtió en una nación poderosa y numerosa.
6 Los egipcios fueron crueles con nosotros y nos hicieron sufrir y trabajar muy duro.
7 Luego nosotros pedimos con llanto ayuda al SEÑOR, el Dios de nuestros antepasados. El SEÑOR escuchó nuestra voz y vio nuestro sufrimiento, nuestro duro trabajo y miseria.
8 Después el SEÑOR nos sacó de Egipto con su gran poder y fuerza, con actos terroríficos, y con señales y milagros.