7 Ester respondió: —Mi deseo es este:
8 Si soy del agrado del rey y si quiere darme lo que pido, le solicito que asista mañana junto con Amán a otra fiesta que ofreceré en su honor. Entonces le diré lo que realmente quiero.
9 Amán salió ese día del palacio del rey muy feliz y de buen humor. Cuando pasó frente a la puerta del palacio, vio allí a Mardoqueo, quien al no mostrarle el debido respeto y temor lo hizo enojar.
10 Pero Amán controló su ira y se fue a su casa. Luego hizo llamar a sus amigos y a su esposa Zeres.
11 Comenzó a presumir de sus riquezas, de todos los hijos que tenía y de todas las formas en que el rey lo había honrado. Se sentía muy orgulloso diciendo que el rey lo había ascendido a una posición más alta que la de todos los otros funcionarios.
12 Amán agregó: «Yo fui el único a quien la reina Ester invitó para que estuviera con el rey en la fiesta que ella le ofreció hoy. Y junto con el rey, también estoy invitado a la fiesta que dará mañana.
13 Aun así, no existe nada que pueda hacerme realmente feliz mientras tenga que ver a ese judío Mardoqueo sentado en la puerta del palacio del rey».