Ester 7:3-9 PDT

3 La reina Ester respondió: —Si Su Majestad quiere agradarme y si le parece bien, le pido respetar mi vida y también la de mi pueblo. Esa es mi petición.

4 Porque mi pueblo y yo hemos sido vendidos para ser arruinados, asesinados y aniquilados. Si solo hubiéramos sido vendidos como esclavos, me habría quedado callada porque ese no sería un problema suficientemente importante como para molestar al rey.

5 Entonces el rey Jerjes le preguntó a la reina Ester: —¿Quién es y dónde está aquel que se atrevió a pensar en hacerle a tu pueblo cosa semejante?

6 Y Ester respondió: —El hombre que está en contra nuestra, nuestro enemigo, es este malvado Amán. Amán se llenó de terror ante el rey y la reina.

7 El rey estaba furioso y se levantó, dejó su vino y salió al jardín. Amán se quedó adentro para rogarle a la reina Ester que le salvara la vida ya que sabía que el rey lo mandaría matar.

8 Tan pronto como el rey regresó del jardín y entró al cuarto de la fiesta, vio a Amán sobre el sofá en el que estaba Ester y dijo furioso: —¿Incluso delante de mí, en mi propia casa, intentas violar a la reina? Apenas el rey dijo esto, la cara de Amán se puso blanca y enseguida entraron los servidores y mataron a Amán.

9 En seguida, Jarboná, uno de los eunucos que servían al rey, dijo: —Cerca de la casa de Amán hay una estaca de veinticinco metros de altura que él construyó para clavar allí a Mardoqueo, a quien el rey debe su vida. A esto el rey dijo: —¡Claven a Amán en esa estaca!