11 Ese día el rey se enteró del número de muertos en la ciudad capital de Susa
12 y le dijo a la reina Ester: —Los judíos mataron quinientos hombres en Susa, incluyendo a los diez hijos de Amán. ¡Qué será lo que no han hecho en el resto de las provincias! ¿Qué más deseas? Dímelo y haré lo que me pidas.
13 Ester dijo: —Si le parece bien al rey, le pido que conceda un día más para que los judíos en Susa hagan lo mismo que se hizo hoy. Permita que claven en estacas los cuerpos de los diez hijos de Amán.
14 Así que el rey hizo lo que Ester le pidió. Esa ley continuó durante un día más en Susa y los cuerpos de los hijos de Amán fueron clavados en estacas.
15 Los judíos en Susa se reunieron el día catorce del mes de adar y mataron allí a trescientos hombres allí, pero no les quitaron nada de lo que les pertenecía.
16 Al mismo tiempo, los judíos que vivían en las otras provincias también se reunieron para luchar por sus vidas. Se libraron de sus enemigos y mataron a setenta y cinco mil de ellos, pero no les quitaron nada de lo que les pertenecía.
17 Esto sucedió en las provincias el día trece del mes de adar y en el día catorce descansaron. Los judíos de las provincias convirtieron esa fecha en un día de fiesta y celebración.