10 A medida que el faraón se iba acercando, los israelitas se fueron dando cuenta de que los egipcios venían por ellos. Se asustaron mucho y oraron para que el SEÑOR los ayudara.
11 Le dijeron a Moisés: —¿Acaso nos trajiste aquí al desierto a morir porque no había tumbas en Egipto? ¿Por qué nos hiciste esto? ¿Por qué nos sacaste de Egipto?
12 ¿Acaso no te dijimos en Egipto: “Déjanos trabajar en paz para los egipcios”? Es preferible ser esclavo en Egipto que morir en el desierto.
13 Moisés le dijo al pueblo: —No se atemoricen. Sólo deténganse a ver cómo el SEÑOR los va a salvar hoy. ¡Nunca más volverán a ver a estos egipcios!
14 El SEÑOR peleará a favor de ustedes; así que manténganse en silencio.
15 El SEÑOR le preguntó a Moisés: —¿Por qué me pides ayuda? Diles a los israelitas que continúen su marcha.
16 Ahora tú, levanta tu bastón, extiende el brazo sobre el mar y pártelo en dos para que los israelitas puedan cruzarlo sobre suelo seco.