2 Voy a mandar a un ángel delante de ti y voy a sacar a los cananeos, amorreos, hititas, ferezeos y jebuseos de su tierra.
3 Vayan a la tierra que rebosa de leche y miel. Yo no los voy a acompañar porque ustedes son muy tercos. Si voy con ustedes podría terminar destruyéndolos en el camino.
4 El pueblo escuchó esa mala noticia y se puso muy triste. Nadie se puso las joyas
5 porque el SEÑOR le dijo a Moisés: —Dile al pueblo de Israel: “Ustedes son muy tercos. Puedo llegar a destruirlos, incluso si viajo sólo por un momento con ustedes. Quítense todas las joyas mientras decido qué voy a hacer con ustedes”.
6 Entonces el pueblo dejó de usar sus joyas a partir del monte Horeb.
7 Moisés tomó la carpa, la armó a cierta distancia afuera del campamento y la llamó la carpa del encuentro. Aquel que quería pedirle algo al SEÑOR debía ir a la carpa del encuentro, fuera del campamento.
8 Cuando Moisés iba a la carpa, todos se ponían de pie y cada uno se paraba en la entrada de su carpa. Observaban a Moisés hasta cuando entraba en la carpa.