6 Así que cuando el Señor le ordenó al hombre vestido de lino que tomara el fuego de entre las ruedas, o sea del área entre los querubines, fue y se paró al lado de las ruedas.
7 Uno de los querubines extendió la mano y tomó el fuego que estaba entre ellos, tomó también un carbón ardiente y lo colocó en las manos del hombre que estaba vestido de lino, quien lo tomó y se fue.
8 Debajo de las alas, los querubines tenían algo parecido a manos humanas.
9 Noté que había cuatro ruedas cerca de los querubines, una por cada querubín. Las ruedas se veían como el topacio y todas eran iguales.
10 Parecía como que cada rueda estaba encajada en la otra.
11 Las cuatro secciones avanzaban juntas. No volteaban, sino que a donde iba la parte del frente, seguía la parte posterior. No se volteaban al avanzar.
12 Los cuatro querubines estaban cubiertos de ojos por todo el cuerpo, la espalda, los brazos, las alas y las ruedas.