4 Saca tu equipaje a plena luz del día, a la vista de todos, como si fuera el equipaje de un exiliado. Al atardecer, también a la vista de todos, saldrás como si fueras un exiliado,
5 y delante de todos, abre un agujero en el muro, sal por ahí con tu equipaje
6 y ante la vista de todos, échatelo al hombro. Cúbrete la cara para que no veas la tierra porque te usaré como señal para el pueblo de Israel».
7 Así que seguí esas órdenes. Durante el día saqué mi equipaje como si fuera un exiliado. En la tarde hice con mis manos un agujero en el muro. Después de oscurecer, cargue mi equipaje sobre el hombro a la vista de todos.
8 A la mañana siguiente el SEÑOR me habló:
9 «Hijo de hombre, ¿esos rebeldes no te preguntaron qué hacías?
10 Diles que el Señor DIOS dice: “Este triste mensaje es sobre la gente importante de Jerusalén y su gobernante”.