7 Así que seguí esas órdenes. Durante el día saqué mi equipaje como si fuera un exiliado. En la tarde hice con mis manos un agujero en el muro. Después de oscurecer, cargue mi equipaje sobre el hombro a la vista de todos.
8 A la mañana siguiente el SEÑOR me habló:
9 «Hijo de hombre, ¿esos rebeldes no te preguntaron qué hacías?
10 Diles que el Señor DIOS dice: “Este triste mensaje es sobre la gente importante de Jerusalén y su gobernante”.
11 Y diles también: “Yo soy su señal. Lo que hice, también les pasará a ustedes. Van a ser prisioneros y serán llevados al exilio”.
12 En la noche su gobernante se echará el equipaje al hombro y saldrá de la ciudad. Harán un agujero en el muro para sacar las cosas. El gobernante se cubrirá la cara para que no vea la tierra con sus propios ojos.
13 Tiraré mi red sobre él y caerá en mi trampa. Luego lo llevaré a Babilonia, a la tierra de los caldeos, pero no podrá verla. Allí morirá.