40 ¡Porque, dice el Señor DIOS: En el monte santo, en los montes elevados de Israel, todo el pueblo de Israel me adorará! Allí, en esa tierra los aceptaré y dejaré que me busquen y yo les responderé cuando me traigan ofrendas y sacrificios santos.
41 Los aceptaré a ustedes como una ofrenda de olor fragante cuando los haga salir de entre los pueblos. Las naciones me darán honra cuando los reúna a ustedes desde las tierras a donde los dispersé.
42 Cuando los devuelva a Israel, la tierra que les prometí a sus antepasados, sabrán que yo soy el SEÑOR.
43 Entonces recordarán cómo vivían y todo lo malo que hicieron y experimentaron; sentirán asco de toda la maldad que practicaron y se les quitarán las ganas de volver a hacerlo.
44 Entonces, pueblo de Israel, aprenderás que yo soy el SEÑOR, cuando te trate de una manera que honre mi nombre en vez de castigarte conforme a tu maldad y a las cosas destructivas que hiciste. El Señor DIOS lo ha dicho».
45 Después el SEÑOR me dijo:
46 «Hijo de hombre, ve hacia Temán, al sur, y habla contra Darom, profetiza contra el bosque del Néguev.